Del Arca Family in Honduras

By Esaú & Erin Del Arca

Pictured above: Esaú, Erin, Riley, Maya, Lila & Lluvia in La Ceiba, Honduras 

La primera semana del mes de julio, nuestra familia viajó desde el estado de Washington con rumbo hacia San Pedro Sula, Honduras, lo cual fue el comienzo de una nueva jornada. 

Por los últimos nueve años nuestra familia ha tenido el privilegio de servir entre las comunidades de habla hispana en el oeste de Washington. Allí es donde Dios nos guió en el proceso de plantación de la Iglesia Esperanza Viva, una iglesia de habla hispana cuya visión ha sido alcanzar a las comunidades diversas de los alrededores del sur de Seattle y Tacoma.

Para muchos la iglesia Hispana no solo es una casa de adoración, sino también un lugar seguro para la comunidad y también una familia. Allí es donde los miembros de la comunidad son invitados a experimentar el amor de Jesús a través de la familia de Dios. Durante servimos en la Iglesia Esperanza Viva, Dios nos enseñó formas más profundas de cómo valorar a las comunidades marginadas y Su deseo de alcanzar a los más necesitados.

En años recientes, Dios permitió que la Iglesia Esperanza Viva comenzará a alcanzar no solo a la comunidad local, sino también a ministrar globalmente. La iglesia ha tenido el privilegio de participar en el envío de ayudas durante los desastres naturales y otros momentos de necesidad, para las comunidades donde los miembros de la iglesia tienen raíces, lugares como el sur de México, Guatemala y Honduras. Miembros de la iglesia quienes nos originamos de estos lugares hemos podido compartir el amor de Jesús, y participar en actos de justicia y misericordia desde lejos.

Sin embargo, el éxodo masivo de personas de países de Centroamérica, tal como mi país de origen, Honduras, ha pesado en nuestros corazones. Las personas están huyendo de amenazas de violencia, femicidio, y situaciones económicas extremadamente difíciles. La corrupción entre los líderes políticos y las autoridades dejan a las personas con falta de protección ante la violencia y muy pocas oportunidades para salir de los ciclos de pobreza severa.

Mientras muchos Centroamericanos se están yendo, hay necesidad de que otros estén dispuestos a regresar. Durante el último año, mi familia y yo sentimos el llamado de Dios sobre nuestras vidas de volver a Honduras para servir a tiempo completo.

Visit to the community church in the village of Urraco, Honduras

En este momento, Honduras es considerado uno de los lugares más violentos del mundo, con la tasa de homicidio extremadamente alta y una pobreza severa. Es un país que desesperadamente necesita de Jesus, y también necesita que la iglesia sea un refugio, una comunidad donde todos son bienvenidos.

Aquí en Honduras, hemos comenzado a servir en áreas urbanas y rurales en la zona de la costa norte del país. El enfoque de nuestro ministerio es el discipulado, el desarrollo de líderes, y programas sociales. Nuestra familia está disfrutando de reencontrarnos con amistades Hondureñas, aprendiendo de ellos, y experimentando como amar a Jesus y amar a otros en maneras más profundas.

Dios está usando a nuestros hermanos Latinoamericanos para compartir el evangelio en los Estado Unidos, pero también está equipando y enviando a misioneros latinos de regreso a nuestros países para ser luz y compartir su amor en lugares con falta de esperanza y gran sufrimiento.

Agradecemos las oraciones por nuestra familia, en especial durante nuestro proceso de adaptarnos a la vida en Honduras, y también damos gracias por las oportunidades de mantener la conexión con nuestros hermanos de las iglesias del Pacto de Washington.

The first week of July, our family traveled from Seattle to San Pedro Sula, Honduras, diving into a new adventure.

For the past 9 years, we have had the privilege of serving among Spanish-language communities in western Washington. This is where God led us through the process of helping plant Iglesia Esperanza Viva, a Spanish language church, with a vision for reaching out to the diverse Spanish-speaking communities in the areas surrounding south Seattle and Tacoma.

Esaú teaching in the village of Urraco

For so many, the local, Spanish-speaking church is not only a place of worship, but also a safe space for community and family. It is where new community members are invited to experience the love of Jesus through this family. Serving through Esperanza Viva, God taught us, in deeper ways, the value He places on marginalized communities and His desire that we reach out to our neighbors who are most in need.

In recent years, God allowed Esperanza Viva to begin to not only reach out to the local community, but also to minister globally. The church has had the privilege of sending aid during natural disasters and other times of need, directly to the communities where its members have roots, in places such as Southern Mexico, Guatemala, and Honduras. Church members who originate from these regions (like myself) have been able to demonstrate God’s love through acts of mercy and justice, from a distance.

At the same time, the mass exodus of people from Central American countries, such as my home country of Honduras, has weighed heavy on our hearts. People are fleeing from the threats of violence, femicide, and extreme economic hardship. Corruption among political leaders and law enforcement leaves the people with few options for protection and limited opportunities for stepping out of cycles of extreme poverty.

As many Central Americans are leaving, there is a need for others who are willing to return. Over the past year, my family and I felt God’s call on our lives to move in a new direction. He has pressed on our hearts to return to Honduras to serve full-time.

Honduras is considered one of the most violent places on earth, with exceedingly high homicide rates and extreme poverty. This is a country that not only desperately needs Jesus, but also needs the church to be a safe-shelter and a community, where all are welcome.

In Honduras, we have begun serving in urban and rural communities on the country’s Northern Coast. Our ministry focus is on discipleship, developing leaders, and social programs. Our family is also enjoying reconnecting with our Honduran friends, learning from them, and experiencing how to love Jesus and love others in a deeper way.

God is using our Latin American sisters and brothers to share the gospel in the United States. But He is also sending aid and equipping Latin American missionaries to return to our countries, to be a light and share His love in places that are experiencing hopelessness and suffering.

We are thankful for your prayers for our family as we adapt to life in Honduras. We appreciate the continued connections with our Covenant church family in Washington.

Youth retreat in La Ceiba, Honduras

Please Pray for the Del Arca Family Esaú, Erin, Riley, Maya, Lila & Lluvia. Contact them at es.delarca@yahoo.com with questions and encouragement